Noticias Noviembre 2016

null “De víctimas a protagonistas de nuestro propio futuro”

Colapaz es la Cooperativa Agropecuaria de Campesinos y Campesinas del Centro del Magdalena, creada y constituida por beneficiarios con sentencias de restitución de tierras y otros pobladores del municipio de Chibolo, Plato y Sabana de San Ángel. Estas personas se articularon para mejorar el sustento de su familia por medio de su trabajo en el sector lechero.

 

El gerente de la cooperativa se llama Dayron Guette, un hombre de 35 años, muy vital y sonriente, quien salió desplazado de su predio, junto con su familia, cuando apenas tenía 15 años. Abandonó Chibolo con sus siete hermanos tras la advertencia de los paramilitares. Él regresó, se casó y ahora tiene dos hijos. Su esposa es docente en la escuela.

Dayron, al igual que otras familias de la zona, gracias al trabajo de la Unidad de Restitución de Tierras, recibió sentencia de restitución a través de la cual su familia obtuvo la formalización de su tierra y el beneficio de proyectos productivos; que para la mayoría de los beneficiarios, estuvo representado en cabezas de ganado doble propósito. “A pesar de que mis hermanos se fueron a otras partes, decidí volver, porque siempre me gustó el campo y la ganadería […] Las cosas han mejorado mucho. Ya no busco empleo, aquí dependo de mí mismo y ya no estoy solo, ahora tengo esposa e hijos”, comenta.

Gracias al proceso de restitución, la tenacidad de los campesinos, su compromiso y constancia, han multiplicado sus proyectos productivos. La gran mayoría iniciaron con siete cabezas de ganado y hoy, como en el caso de Dayron y otras familias, tienen más de 20 cabezas de ganado. Además, ya inauguraron la cooperativa que servirá de centro de acopio de los productos lácteos y agrícolas que se produzcan en la región, lo que mejorará la comercialización.

El predio de Dayron se llama Santa Elena, la energía eléctrica la obtienen a través de paneles solares y su vivienda fue construida, también, gracias a la sentencia de restitución, pues de su predio solo quedaron escombros. “Mi vida ha cambiado mucho. La guerra nos sirvió para hacernos fuertes, para valorar lo que tenemos, para amar más el campo. Ahora, soy líder y gerente de mi comunidad. Lo único que extraño es a mis hermanos que no quisieron regresar. La guerra destruye vidas, destruye corazones y separa a las familias. Hoy solo puedo decir que pasamos de víctimas a protagonistas de nuestro propio futuro. Esperamos que los productos lácteos se puedan vender a un mejor precio, para que los campesinos tengamos mejores ganancias de la actividad ganadera; principal actividad en la región”.

Los jueces de restitución han expedido cinco sentencias colectivas a favor de los pobladores de Chibolo, que benefician a 39 familias (más de 200 personas). En julio de 1997, Rodrigo Tovar Pupo citó a todos los habitantes del sector rural del municipio de Chibolo (Magdalena) y les dio 15 días para salir de sus fincas. El entonces jefe paramilitar llamó a los campesinos de los corregimientos cercanos a una reunión en el centro comunal del municipio, en un lugar conocido popularmente como la Casa del Balcón, para advertirles que debían irse del sector, porque iba a iniciar una guerra con los frentes 19 y 37 de las Farc-EP. Una semana después, la zona rural del municipio de Chibolo era un pueblo fantasma, habitado y gobernado por paramilitares.

Hoy, 20 años después, esa misma casa, donde además se cometieron homicidios selectivos y torturas, ha sido restaurada y es el lugar de encuentro y de reuniones para la comunidad. Es el espacio donde surgió la idea de la cooperativa Colapaz. 

Fecha: viernes 18 de noviembre 2016

Fuente: Unidad Administrativa Especial de Gestión de Restitución de Tierras Despojadas

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