El Juzgado Primero Civil del Circuito Especializado en Restitución y Formalización de Tierras de Guadalajara de Buga decretó una compensación y consideró que cuatro familias no podían regresar a sus predios, entre otras razones, porque la zona donde estos fueron abandonados es considerada de riesgo por eventos de deslizamiento.
Calima 20 de abril de 2022 (@URestitucion). La Luisa, Sara, El Refugio y El Porvenir fueron los nombres con los que los beneficiarios bautizaron los predios que les fueron entregados por la Unidad de Restitución de Tierras en el corregimiento de Puente Tierra, municipio de Calima, Valle del Cauca, a través de una compensación ordenada en la sentencia del Juzgado Especializado de Buga en esta materia.
En el proceso de restitución de tierras, la compensación es una alternativa que se contempla cuando en la etapa de cumplimiento o posfallo los beneficiarios no pueden retornar a las tierras que perdieron por despojo, derivado de la violencia.
Esta compensación se lleva a cabo con recursos del Fondo de la Unidad de Restitución de Tierras, que entrega inmuebles (rurales o urbanos) con similares características a los predios originales. Cuando no es posible compensar en especie, la entidad realizará una erogación económica, equivalente al valor comercial de las hectáreas. Pero en este caso, los predios en cuestión fueron adquiridos por la Unidad, mediante transferencia de la Sociedad de Activos Especiales SAE, que a su vez los obtuvo a través de la figura de extinción de dominio.
“En el departamento de Valle del Cauca La Unidad tiene algunos predios que han servido para hacer compensaciones y con este hay dos más que son muy significativos y sobre los cuales hemos hecho compensaciones: la hacienda La Camila, que comprende 110 hectáreas entre Buga y Tuluá, otra es la Hacienda La Gloria, en la vía entre Cali y Jamundí, y ahora este predio de mayor extensión denominado San Luis, ubicado en Calima – El Darién”, indica Sandra Niño, directora territorial de la Unidad para Valle del Cauca y Eje Cafetero.
Luis Erney Aristizabal Quintero, a quien un grupo armado al margen de la ley desplazó junto con su familia hace 23 años de la vereda Cáceres, en el municipio de Tuluá, dijo que sus 63 años de vida no le pesan para volver a empezar y trabajar las cuatro hectáreas de tierra que el Gobierno Nacional le entregó, luego de haber perdido su finca “La Carmina”, en donde sembraba plátano y café en la zona centro del departamento del Valle.
Por su parte, Daniela con apenas 20 años de edad y quien salió de su predio siendo una bebé junto con sus abuelos en el municipio de Tuluá, corregimiento de Puerto Frazadas, a causa de las innumerables acciones violentas, no ocultó la alegría que le produce la esperanza de que sus padres putativos tengan una tierra donde vivir y cultivar.
Y uno de los momentos más emotivos durante esta entrega material lo protagonizó el señor Carlos Tunguito, quien bautizó a su predio Sara, en honor a su única hija mujer. “Sara es lo más preciado que tengo en la vida y por eso este predio debe llamarse así, porque estas tierras también serán sagradas para ella y sus hermanitos. Tardamos más de 20 años tras salir desplazados de Tuluá a causa de la violencia, pero hoy gracias al trabajo adelantado por la restitución estamos felices y agradecidos” puntualizó.
La Unidad de Restitución de Tierras, en el Valle del Cauca durante los 10 años de la vigencia de la Ley 1448 de 2011 ha restituido 74.722 hectáreas a 9.879 familias con una inversión de más de $8.390 millones para proyectos productivos de café, ganadería, porcicultura y frutales, lo que ha beneficiado a 3.025 núcleos familiares.